16.8.10

Charlas con Raúl González Tuñón

Recuerdo cuando los sábados por la tarde, nos acercábamos con mi amigo Lubrano Zas (que vivía enfrente) a la casa de Raúl González Tuñón a saludarle y a charlar con él. Raúl era un hombre cordial, de buen trato; me apreciaba mucho y yo retribuía ese afecto, con respeto y admiración.
Era apasionante escuchar a Tuñón hablar sobre sus historias de vida. Había conocido a los más grandes poetas franceses, había sido amigo de César Vallejo, de Neruda, de Federico García Lorca.
"Una vez me fui a Chile por cinco días y me quedé cinco años" -me dijo, sonriente. Y esa trashumancia, ese vagabundeo, esa bohemia, caracterizaron, siempre, su poesía, llena de personajes funambulescos, de tabernas, de muelles, de mujeres "con boina azul".
!Qué poeta maravilloso! Da gusto poder escribir sobre él y recorrer sus libros luminosos. "La calle del agujero en la media" es, para mi gusto, de lo mejor que escribió. Y también sus poemas testimoniales, los que le dedicó a la Guerra Civil Española. Los barrios, los obreros, los bares, los amigos, están siempre presentes en la poesía de este eterno cantor.
"Juancito Caminador", su "alter ego", es una mezcla de humanismo y mundo recorrido.
En aquella casa de la calle Amenábar, en el barrio de Colegiales, me extasiaba escuchando a Raúl contar sus anécdotas. Una vez, recuerdo, me contó cómo había conocido a Carlos Gardel en el famoso barco italiano "Conterrosso". Y a Paul Eluard y los surrealistas, a su amigo Robert Desnos, asesinado por los nazis en un campo de concentración.
Otra vez me dijo, como disculpándose: "yo era un poeta lírico, los otros poemas los escribí por compromiso". Pero no fue así. Era bueno en todo, porque era un poeta en serio y su sensibilidad lo llevó a estar del lado del pueblo.
Querido Raúl, generoso Raúl. Tengo un par de libros con sus dedicatorias sumamente elogiosas hacia mi obra. El cariño le hacía exagerar. Y era un hombre pobre, que todos los meses debía empeñar los cuadros de sus grandes amigos pintores para poder comer.
Una vez me presentó a su hijo Adolfito (en aquella época, un adolescente) y me dijo orgulloso: "Mirá: mi mejor poema".
Querido Raúl: se merecía que escribiera aunque sea estas pobres líneas sobre usted. Fue nuestro patriarca, nuestro padre espiritual para los poetas de la generación del ´60, que lo veneramos. Siempre recibimos su frase cariñosa, su palmada en la espalda, su profundo compañerismo.
Sin duda, estoy hablando de uno de los mejores poetas argentinos. Alguien que "blindó la rosa" y la llevó como estandarte. Quería mejorar el mundo, hacerlo más humano y justo. Y todo lo expresó con belleza, como cuadra a un poeta que se precie.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En 2007, fue distinguido como "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES" por la Legislatura porteña)