28.2.10

José Pedroni, el poeta luminoso

La otra tarde, me encendí cuando, en el programa de radio Splendid para el que trabajo, leí un fragmento de "Maternidad" de José Pedroni.
Y recordé a este gran poeta, que trabajó 35 años consecutivos como tenedor de libros en una empresa de Esperanza, Santa Fe, que se casó a los 19 años y tuvo 4 hijos con su esposa, Elena Chautemps, a la que había conocido en el trabajo.
!Caramba! !Qué vida silenciosa y recatada la de José Pedroni! Por eso dijo, alguna vez: "porque soy contador / y de vulgares modos /y visto simplemente / y si miro a una estrella o a una flor / la miro como todos.../los versos no son de él, dice la gente..."
¿No sería imprescindible que se lo leyera todos los días en las escuelas, que los alumnos apresaran la belleza y la ternura que hay en este poeta sin par?
Siempre cuento la anécdota de aquella vez en que NO CONOCI a José Pedroni.
Resulta que un amigo, de esos incondicionales, quería que mi poesía juvenil fuera conocida por el poeta de Esperanza. Como tenía un hermano abogado en la ciudad de Santa Fe, que conocía a Pedroni, hacia allá rumbeamos un fin de semana. El objetivo: visitar a don José en su casa de Esperanza para que éste me conociera y opinara sobre mis versos.
En Santa Fe, paramos en la casa del hermano de mi amigo y el domingo, luego de un asado y de una siesta (que llevó a cabo el anfitrión) sacó su viejo Ford T del garaje, dispuesto a ponernos en camino a Esperanza.
Pero el auto no arrancó, a pesar de las decenas de golpe de manivela que le dio el hermano de mi amigo. Resultado:el hombre, con su mejor parsimonia provinciana, dijo: "!qué vamos a hacer!" y guardó, otra vez, el Ford T en el garaje.
NUNCA CONOCI a José Pedroni. Pero lo admiré siempre y lo consideré, siempre, uno de los más grandes poetas argentinos, injustamente olvidados en estos tiempos tan vulgares donde se exhiben "nenes de papá" con olor a chocolate y esperpentos que usan para distraer al "soberano".
Los poetas están "desaparecidos" pero siempre en acción, porque la POESIA no morirá mientras haya algunos que siguen construyéndola.

ROBERTO DIAZ
(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En 2007, fue distinguido como "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES" por la Legislatura porteña)

19.2.10

El "Policial Negro"

La diferencia entre la novela policial de origen inglés y el denominado "Policial Negro" consiste en que los ingleses tomaron el texto policial como si fuera un "puzzle", un entretenimiento intelectual para gente pensante, pero ociosa. Por eso, sus enigmas se desarrollan en recintos cerrados (palacios, castillos, islas, escuelas, etc) y el asesino es tan inteligente como el investigador, generalmente un intelectual, un dilettante. La frialdad (y hasta el absurdo) de dejar los muertos en habitaciones cerradas mientras sigue la vida normal, el té de las cuatro, etc.es una constante en textos de Agatha Christie ("Eran diez indiecitos") o Patricia Wentworth ("La daga de marfil").
En cambio, en el "Policial Negro" un invento de autores norteamericanos, la vida adquiere protagonismo, saca a relucir su violencia, sus pasiones más bajas. En la novela policial norteamericana, hay gangsters, mujeres fatales, tipos perdedores, oportunistas de toda laya, traidores y mucha, pero mucha sangre.
Los yanquis hicieron una industria de estos textos, los llevaron al cine, ganaron multitud de dólares con ellos y hace más de un siglo que explotan esta veta literaria.
Todo empezó con la revista "Black Mask" (Máscara Negra) que se vendía en los kioscos. Allí escribió sus primeros cuentos Dashiell Hammett (el que, luego, escribiría "El halcón maltés", "Cosecha roja", "La llave de cristal); y también James Cain con su "El cartero llama dos veces" y "Pacto de sangre". Este escritor quería ser cantante de ópera y escribió "Serenata", una de sus mejores creaciones.
En la década del ´40, aparece un tardío Raymond Chandler con un detective privado que hace escuela: me refiero a Philip Marlowe, que impacta con sus frases desencantadas, con esa nostalgia que lo invade cada vez que se enfrenta a una causa perdida. Un maestro en el diseño de su personaje, su obra es llevada al cine por Humphrey Bogart, primero y, luego, por un Robert Mitchum que, creo, dio con el personaje. Chandler, alcohólico, depresivo, trabajó como guionista de Hollywood, aunque no le gustaba.
Es muy bueno Jim Thompson (su "1280 almas" es magnífica); James Hadley Chase, siempre entretenido, siempre "Maestro del suspenso". O William Irish con su "La ventana indiscreta" a la que Hitchcock le supo sacar tanto jugo. O la inglesa Patricia Highsmith, con su saga de Ripley; o el negro Chester Himes con sus detectives de Harlem: "Sepultura" y "Ataúd". O Charles Williams o James Ellroy o Ross Macdonald o el otro Maestro: James Mac. Donald o Vera Caspary con su "Laura" (el poeta francés Louis Aragon la consideró "la mejor escritora de su generación")y el francés Boris Vian y el español Manuel Vázquez Montalbán y el italiano Andrea Camilleri y Horace Mc. Coy con "¿Acaso no matan a los caballos?" y más y más autores que se dedicaron a criticar a la sociedad, a describir la hipocresía reinante, a sacar a la luz la violencia enquistada en sus calles, a denunciar la corrupción policial y a esos políticos tramoyeros. En fin, esta literatura es de denuncia, es testimonial y, además, entretiene.
Para terminar, una frase de Chandler, en boca de Marlowe: "usaba una cantidad de maquillaje suficiente para pìntar un barco".

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En el 2007, fue reconocido como "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES" por la Legislatura porteña.

6.2.10

Homenaje al Policial argentino

Ustedes saben que el primer texto policial entre nosotros, lo escribió Eduardo Ladislao Holmberg con "La bolsa de huesos". Esto fue en 1895. Holmberg es el mismo que fue director del Jardín Zoológico, un naturalista de fuste, con varios libros sobre esta materia e incursionó en la literatura con obras de ciencia-ficción (también fue pionero en esto) y con este relato policial.
De allí en más, muchos escritores escribieron "Policiales".
Pero en 1948, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares fundan la colección "El séptimo círculo" de la editorial Emecé; el número uno fue "La bestia debe morir" de Nicholas Blake, seudónimo del gran poeta irlandés Cecil Day Lewis (el padre del actor Daniel Day Lewis, el de "Mi pie izquierdo"). Muchos escritores argentinos publicaron en esta colección, utilizando algunos de ellos seudónimos.
También apareció la editorial Hachette, con su colección "Naranja". Allí, Rodolfo Walsh (gran traductor) publicó "Variaciones en rojo" y una antología de cuentos policiales de variados autores nacionales.
Pero en 1951, aparecería la editorial ACME con su colección "Rastros". Me caminaba varias cuadras, cuando era pibe, hasta un quioso donde la cambiaban: "dos x uno".
Me las leí todas. En esa colección, había muchos escritores argentinos escudados bajo seudónimos. Allí publicó Alfredo Grassi (con un seudónimo W. Seymour), Isaac Aisemberg ("Manchas en el río Bermejo") Wilfredo Talamona, periodista de "Crítica", con "El crimen del lago de Palermo", Eugenio Zapietro (seudónimo Ray Collins)Luis de la Puente (con una novela formidable: "La Rivadavia Azul")y José Batiller (su "La pista de los zapatos viejos" la vi en un portal alemán a !29 euros el ejemplar!). Fue editada en 1952.
En el año 2007, los sobrevivientes de esta editorial (sus dueños eran Amadeo Bois y Modesto Ederra) se reunieron en un boliche de Boedo a recordar viejos tiempos. Son personas que rondan los 90 años, entre ellas "el alma mater" que fue Vera Lapegna, una italiana que llegó a los cinco años a nuestro país, que fue primero secretaria de la editorial y, luego, se convirtió en la directora editorial. Dicen que, a veces, les pagaba a los autores de su propio bolsillo. "Muchos tenían familia y la editorial, a veces, se demoraba en los pagos" -dijo la buena de Vera.
Pasó mucha agua bajo los puentes y el policial dejó de ser mala palabra para convertirse en un género literario respetado.
Por eso, se siguió escribiendo y en la actualidad Juan Sasturain, Sergio Sinay, Juan Martini, José Pablo Feinman y otros lo siguen cultivando.
Precisamente, en estos momentos, una novela policial de Eduardo Sacheri: "La pregunta de sus ojos" está compitiendo por el Oscar a la mejor película extranjera. El filme de Campanella se llamó "El secreto de sus ojos" y es un excelente texto que merece el galardón.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales. En el 2007, fue reconocido como "PERSONALIDAD DESTACADA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES" POR LA LEGISLATURA PORTEÑA.