31.7.07

El falso Inspector Dew

Hace poco escribía yo una nota en el diario sobre Crippen y el invento de Marconi. Me refería al doctor Crippen, uno de los criminales tristemente célebres que pasaron a la galería internacional del crimen. Este hombre había descuartizado a su esposa, intentó escapar con su amante y el telégrafo, formidable y novedoso (en esa época) invento del italiano Guillermo Marconi, hizo que, desde el barco en que huía, el capitán informara a Scotland Yard de la presencia de la pareja; un barco más veloz los interceptó y el Inspector Walter Dew los arrestó en cubierta.
Hasta aquí, el caso real. Crippen fue colgado mientras su amante zafó porque no se le pudo probar su intervención en el crimen.
Al poquito tiempo de escribir esa nota, me topé con una novela policial firmada por Peter Lovesey quien, retomando el caso de Crippen (o parafraseando) inventa una trama ingeniosa, bastante sorprendente dentro del esquema de la novela policial de estos tiempos.
"El falso Inspector Dew" trata sobre el caso de un dentista que es prácticamente basureado por su mujer (ella es la que tiene el dinero)y cuando esta esposa propone regresar a los Estados Unidos para continuar su carrera como actriz, vendiendo hasta el consultorio del pobre cristo, éste decide asesinarla en el barco, con la complicidad de una muchacha romántica, que lee novelitas de amor y que se siente prendada del odontólogo, luego de haber concurrido al consultorio como paciente.
El asesinato se va a consumar en el barco; va a arrojar el cuerpo de su mujer por el ojo de buey al mar y así parece ser. Pero la mujer que recogen, muerta, de las aguas no es su esposa sino otra y allí empieza la historia.
Este criminal en potencia se ha registrado con el falso nombre de Walter Dew y lo confunden con el célebre detective de Scotland Yard (que está, ya, retirado) y le piden que investigue el crimen. El acepta y, en definitiva, tiene éxito.
El barco llega a los Estados Unidos, pero debe regresar, enseguida, a Inglaterra y él tendrá que volver y presentarse en el juicio que condenará al criminal que ha descubierto. Mientras tanto, su eventual cómplice se ha enamorado de otro hombre y él se siente liberado de la muchacha, a quien no amaba.
No cuento más. El final es ingenioso y cierra bien la trama. Peter Lovesey conoce su oficio. La única objeción a hacerle es que, si no se conoce el caso Crippen, puede ser confuso para el lector. Porque, en realidad, copia mucho de lo que ocurrió en esa historia real para tramar la de su libro.
Una buena novela policial que recomiendo.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)

22.7.07

Crippen y el invento de Marconi

Hace mucho que no escribo nada truculento, si es que aceptamos que las barrabasadas del gobierno de Kirchner más que truculencia son hijoputismo. Por eso, se me ocurrió que, hoy, venía bien para una tarde encapotada, con un frío de la santísima puta, contar la historia de este médico norteamericano al que colgaron en una prisión inglesa en 1910.
El cuento es el siguiente: Hawley Crippen era médico (no se sabe si oftalmólogo, homeopático u odontólogo)y le gustaban las chiquilinas. Por lo cual, se casó con una muchachita que tenía 17 años mientras él ya andaba por los 30. Esta jovencita se llamaba Lidia y le gustaba ser corista, estudiaba teatro y gastaba lo que no tenía.
Pronto, la pareja se endeudó y tuvieron que cambiar, en 11 años, un sin fin de domicilios para escapar de los acreedores.
Hasta que, al final, se fueron a Inglaterra donde Crippen debió vivir de un trabajo como vendedor. Su mujer seguía gastando y Crippen seguía buscando jóvenes mientras ya andaba por los 50.
Finalmente, enganchó a una muchacha de 30 que se llamaba Ethel Le Neve y comenzaron a ser amantes. Hasta que un día, Crippen les dijo a las amigas de su mujer que ésta se había vuelto a los Estados Unidos y, tiempo después, les anunció el fallecimiento de su esposa en el Estado de California.
Pero una de las amigas de Lidia, observó joyas que le pertenecían a la supuesta muerta en poder de Ethel. Fue corriendo y denunció a Crippen a Scotland Yard.
Un Inspector llamado Walter Dew fue el encargado del caso, allanó la vivienda de Crippen sin hallar nada, pero éste se asustó y decidió escapar con su amante. Tomaron un barco que se llamaba "Montrose" para irse a los Estados Unidos. La amante iba disfrazada de hombre y se hacían pasar por los Anderson, padre e hijo.
El capitán Kendall vio que estos "padre e hijo" paseaban por la cubierta de la mano y se hacían arrumacos. Como ya estaba enterado que Scotland Yard los buscaba porque habían encontrado el torso de Lidia enterrado debajo de la vivienda, utilizó el flamante invento del italiano Guillermo Marconi: el telégrafo. Y, de inmediato, Scotland Yard envió un barco más rápido que el "Montrose" con el Inspector Dew a bordo que los interceptó e hizo regresar a la pareja a Inglaterra.
El doctor Crippen confesó su crimen; había arrojado la cabeza de su mujer al Canal de la Mancha y desintegrado los miembros inferiores y superiores del cuerpo. Fue colgado en Pentonville el 10 de noviembre de 1910. Su amante zafó; no se le encontraron evidencias de que hubiera participado en el crimen y esta mujer falleció en 1967 pidiendo ser enterrada con una foto de Crippen.
Cabe consignar que el doctor también pidió que lo enterraran con una foto de Ethel.
El crimen del doctor Crippen figura en novelas de John Dickson Carr, en una novela de Peter Lovesey llamada "El falso Inspector Dew" y en volúmenes firmados por John Boyne y otros donde se relata este resonante caso.
Como vemos, el alma humana no tiene redención y desde Jack el Destripador para acá, han sido incontables los criminales en la historia del mundo.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)

17.7.07

La guita en el placard

!Qué gobierno de sinvergüenzas! !Qué gobierno de desfachatados! !Quieren hacer creer que es lo más normal del mundo que una funcionaria tenga un fangote de guita en el placard del baño de su oficina!
Y haciéndose los tontitos como esos perros a los que se culean en la calle, quieren hacernos pasar gato por liebre, y hacernos creer que vivimos en el mejor de los mundos mientras le pagamos a Chavez brutos intereses por los préstamos y el jefe de gabinete nos dice que es correcto la contratación de familiares de la Picolotti.
Cuando se destape bien la olla de esta banda que tomó el poder en la Argentina, reíte de Al Capone. Cuando logremos levantar la alfombra que, hoy, por nuestra ceguera y nuestro pelotudismo, hace dar todo por sentado, caeremos en la cuenta que la basura nos tapará hasta el cogote.
El pueblo argentino es absolutamente frívolo y oportunista. Y como su mayoría es mediocre y aspira a los boatos del poder, acepta todo, maravillado. Acepta que la "primera dama" se compre lo más caro en los Free Shop del mundo; que no se rinda ninguna cuenta a nadie; que el Presidente se pase por las pelotas a la oposición y maneje el país como si tuviera derecho de pernada. Acepta que la inflación avance a paso acelerado y el INDEC (manipulado por los patoteros del gobierno) lance porcentajes que son ridículos.
Todo está bien entre nosotros, como estaba bien la dictadura militar y aquí no desaparecía nadie y todos vivíamos en el mejor de los mundos. Y después le dimos la reelección a Menem, aceptamos el indulto que, hoy, criticamos, vivamos a Galtieri y, ahora, abominamos de la guerra de Malvinas y aceptamos todo, todo...como que haya cuarenta mil millones de dólares en el banco y no se le haya devuelto a los ahorristas lo que le robaron y que las escuelas se caigan a pedazos y no tengan ni estufas en invierno.
Es tanto el hipoputismo de estos tipos que un paredón sería chico para ponerlos contra la pared y hacerles vomitar todo lo que nos han choreado.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)

9.7.07

Nevando en Buenos Aires

!Qué ganas de jodernos el romanticismo y nuestro perfil snob! Hasta hoy, era en París donde nevaba y uno podía toser y abrigar a su amada mientras se ponían blancos los tejados de la Rue St. Michel o la Sacre Coeur o el cementerio de Montparnasse.
Pero resulta que, ahora, hasta la nieve se ha vuelto cursi y se permite descender en !Buenos Aires! !Qué insolencia, propia de estos tiempos de pingüinos demagogos que hasta cambiaron el clima de la ciudad!
Nevó y, aunque no se crea, mis árboles se pusieron canosos y los techos adquirieron esa semejanza de una mañana en Lucerna (¿viste?)y recordé una noche volviendo del casino suizo con la nieve que me golpeaba en los hombros y también en los bolsillos menguados...
Siempre es romántico ver caer la nieve cuando uno tiene la fortuna de no vivir permanentemente en medio de ella. Los tipos que viven en pueblos donde nieva, tienen varicocele y esto es un axioma de hierro.
Pero, entre nosotros, ciudad donde nunca pasa nada de esto, salvo algunos crímenes por querer sacarte las monedas para el colectivo o los discursos del presidente que te sacuden la modorra y te escupen dentro de las dos neuronas argentinas que cada uno de nosotros posee en el cerebro, nada sucede...
!Y ahora nevó! Y un tipo le dijo a las cámaras de la televisión que había sentido una gran emoción...Le faltó agregar: "como cuando salió campeón Ferro o cuando me nació el primer hijo o me acosté con la primera mina" !Qué se yo! El pueblo argentino es así: se emociona cuando nieva y no le hace ni fu ni fa si matan al carnicero de la esquina.
!Qué tipos románticos y exóticos que somos! Yo salí al fondo de mi casa, constaté que hasta el caño de gas estaba blanco, que el césped tenía una capita espesa de nieve y vi cómo seguía cayendo desde el cielo esos hilitos blancos. Era la primera vez que, en Buenos Aires, veía nevar. Y, de inmediato, pensé: ¿Qué dirán esos tipos que hablan del recalentamiento de la tierra? ¿O será al revés? ¿O nos estaremos por petrificar todos con un hálito polar? !Es, realmente, una duda para Hamlet!
El asunto es que nadie podrá, de aquí en más, quitarnos lo bailado. Y si alguien viene de Europa o de Estados Unidos y se manda la parte que vio nevar, qué se yo, en el cañón del Colorado o en la Plaza Vieja de Praga, usted ponga aire de canchero, de intelectual que está saliendo en algún documental histórico por la tele y dígale: "yo también vi nevar, pero fue aquí nomás, entre la casa de Cacho y la Tota, donde está el potrerito; uy, !caía una nieve!.."
Y nunca más nadie podrá sacar patente de ser superior porque conocía la nieve y usted, no. Y de ahora en más, no será necesario ir a Bariloche ni a Las Leñas ni al Cristo Redentor. Tendremos nieve a domicilio, delivery de nieve, cuando se nos antoje, porque así lo decretó el gobierno que trata, por todos los medios, de entretenernos mientras esperamos las elecciones de octubre.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)

7.7.07

La Inflación

Hasta no hace mucho tiempo, iba al supermercado y compraba por 300 pesos 12 canastos de alimentos. Ahora, ni siquiera con el mismo dinero (debo poner unos 40 o 50 pesos más) traigo la mitad de canastos. ¿Estamos en el mejor de los mundos, como parece hacernos creer este gobierno?
La inflación se está comiendo todo y los precios se han desbandado. Un café, en una confitería del centro de Buenos Aires, lo pagué 4,25 pesos; una medialuna 1,10. Esta verdadera estafa al consumidor, me ocurrió hace poquitos días en un local de la firma "Delicity".
Sin embargo, Kirchner sigue hablando de la bonanza económica. ¿Para quiénes? ¿Para la Ministra Micelli que se da el lujo de dejar una bolsa con muchísima guita en su oficina o en su baño o qué se yo dónde? ¿O era un "vuelto" fresquito que le habían dado por sus buenos servicios los lobistas?
Nunca la mentira estuvo tan a la orden del día como en esta época. El Presidente miente y sus funcionarios, también. Pero ya sabemos que la mentira tiene patas cortas y, en algún momento de esta historieta, todo se derrumbará y aparecerá, otra vez, el verdadero rostro de la Argentina, con su hambre, con sus dramas sociales, con las carencias que no se resuelven, con el colapso del transporte público, de los servicios públicos, de la seguridad, de la educación y la salud.
Pregunto: ¿qué carajo hizo este gobierno en estas materias? ¿Dónde están las políticas de Estado? ¿Cuáles son los planes a largo plazo? Todo es demagogia barata y caja...sí, caja. Están dilapidando los recursos del país, están robando como nunca. Y las cosas se les empiezan a ir de las manos.
La gente, en su mayoría, ignorante y tonta, se dejó encandilar por Menem y, ahora, por este sinvergüenza, dictadorzuelo de opereta, de una gran pobreza intelectual, sin hondura en sus conceptos. Sólo alardes burdos de compadrito, buscando agredir, diariamente, a un interlocutor distinto.
El país pagará muy caro estos años. Y nuestra clase dirigente sigue siendo tan impresentable como siempre. He dicho.

ROBERTO DIAZ

(Escritor, poeta, periodista, traductor de habla inglesa, autor de canciones, con premios nacionales e internacionales)